Entre todos los cambios, los
de la piel son el signo más visible de envejecimiento. Las evidencias del
aumento de la edad incluyen las arrugas y la piel flácida, además del
encanecimiento del cabello como signo obvio La piel tiene muchas funciones:
protege del medio ambiente, ayuda a la regulación de la temperatura corporal y
al balance de líquidos y de electrolitos, al igual que proporciona los
receptores para las sensaciones como el tacto, dolor y presión. Aunque la piel
tiene muchas capas, en general se puede dividir en tres porciones principales:
la externa (epidermis) que contiene las células de la piel, pigmento y
proteínas; la media (dermis) que contiene los vasos sanguíneos, nervios,
folículos pilosos, glándulas sebáceas y suministra nutrientes a la epidermis.
La capa que está debajo de la dermis (la capa subcutánea) contiene las
glándulas sudoríparas, algunos de los folículos pilosos, vasos sanguíneos y
grasa.
Los cambios en la piel están
relacionados con los factores ambientales, constitución genética, nutrición y
otros factores; sin embargo, el factor aislado más importante es la exposición
al sol, teniendo la certeza de que la luz U.V. es el principal agente
determinante externo del envejecimiento cutáneo y se puede evidenciar al
comparar las áreas del cuerpo que tienen una exposición regular al sol con las
que están protegidas de la luz solar. Parece que los pigmentos naturales
proporcionan algo de protección contra el daño en la piel inducido por el sol,
pero hemos de comentar como los U.V. producen un daño acumulativo sobre la piel
. Las personas con ojos azules y piel blanca muestran más cambios en la piel
con el envejecimiento que las personas con piel oscura y fuertemente
pigmentada.
Con el envejecimiento, la
capa externa de la piel (epidermis) se adelgaza, aun cuando la cantidad de
capas celulares permanecen sin cambio alguno. La cantidad de células que
contienen pigmento (melanocitos) disminuye, pero los melanocitos que quedan aumentan
de tamaño, de modo que la piel envejecida aparece más delgada, más pálida y
traslúcida. Las manchas pigmentadas grandes (denominadas manchas por la edad ,
manchas hepáticas o lentigos y son extremadamente comunes después de los 40
años de edad y ocurren más a menudo en el dorso de la mano, el antebrazo, los
hombros, la cara y la frente, ya que son las áreas de más exposición al sol)
pueden aparecer en las áreas expuestas al sol. Los cambios en el tejido
conectivo reducen la resistencia y la elasticidad de la piel, condición que se
conoce como elastosis y es especialmente pronunciada en las áreas expuestas al
sol (elastosis solar). Esta condición produce la apariencia correosa,
deteriorada por la intemperie, común en granjeros, marineros y otras personas
que pasan gran parte de sus vidas al aire libre. Los vasos sanguíneos de la
dermis se vuelven más frágiles, lo cual a su vez provoca equimosis y sangrado
debajo de la piel, los angiomas en cereza que son masas cutáneas benignas ,
bastante comunes que varían en tamaño y cuya causa se desconoce. Estas masas se
pueden presentar casi en cualquier parte del cuerpo, pero generalmente se
desarrollan en el tronco. Las glándulas sebáceas producen menos aceite a medida
que se envejece. Los hombres experimentan una mínima disminución, por lo
general, después de los 80 años de edad, mientras que las mujeres producen
gradualmente menos aceite después de la menopausia, lo que puede hacer que sea
más difícil mantener la humedad de la piel causando resequedad y prurito. La
capa de grasa subcutánea, que facilita el aislamiento y la amortiguación se
adelgaza, incrementando el riesgo de lesionar la piel y reduciendo la capacidad
de mantener la temperatura corporal. Como hay menos aislamiento natural, en
clima frío se puede presentar hipotermia . Algunos medicamentos son absorbidos
por la capa grasa y la pérdida de dicha capa cambia la manera en que dichos
medicamentos actúan. Las glándulas sudoríparas producen menos sudor, haciendo
que sea más difícil mantenerse fresco y se incremente el riesgo de hipertermia
o de insolación .
Efectos
de los cambios
Adelgazamiento y arrugas: El
adelgazamiento ocurre en la medida en que disminuye la producción de células en
la epidermis. La dermis también puede tornarse más delgada y estos cambios en
ambas capas hacen que la piel parezca más como papel crepé y se arrugue. La
piel envejecida se describe a menudo como más similar al 'papel'.
Pérdida de la firmeza: La
piel pierde firmeza al envejecer porque produce menos elastina (fibras
elásticas que le confieren flexibilidad) y colágeno (fibras densas que le
confieren fortaleza). Con estos niveles menores de elastina y colágeno, la piel
finalmente se rinde a las fuerzas de la gravedad cayéndose y encorvándose.
Manchas de la edad: Las
células de la pigmentación que contiene la epidermis (melanocitos) tienden a
aumentar en ciertas áreas, en particular en el dorso de la mano que ha estado
expuesto al sol, y se agrupan formando lo que se conoce como manchas de la
edad.
Sequedad: La
piel envejecida tiene menos glándulas sudoríparas y oleosas. Esto puede hacer a
la piel más propensa a condiciones de sequedad como la aspereza y la picazón.
Si bien es posible que estos efectos nos ocurran a todos, la velocidad y el
grado de envejecimiento de la piel tiene en parte que ver con factores
genéticos. Aún más significativa es la influencia que ejercen los factores del
estilo de vida.
Problemas
comunes
Los trastornos de la piel
son tan comunes en todos los adultos mayores que a menudo es difícil
diferenciar los cambios normales de los que están relacionados con una
enfermedad. Más del 90% de todas las personas adultas mayores manifiestan algún
tipo de trastorno de la piel. Los trastornos de la piel pueden ser causados por
muchas enfermedades como diabetes, enfermedad hepática, enfermedad cardíaca y enfermedades
de los vasos sanguíneos como la arteriosclerosis ; otras causas pueden ser el
estrés, las reacciones a los medicamentos, la obesidad y las deficiencias
nutricionales. El clima, la exposición a químicos industriales y domésticos, la
calefacción en la casa, las prendas de vestir, las alergias a plantas y otras
alergias, al igual que muchas otras exposiciones comunes pueden causar también
cambios en la piel. La luz solar puede causar elastosis (pérdida de la
elasticidad), los queratoacantomas (crecimientos de piel no cancerosos), el
engrosamiento de la piel, los cambios en el pigmento como las manchas del
hígado y otras condiciones. Así mismo, la exposición a los rayos solares
también ha sido relacionada directamente con los cánceres de piel, incluyendo
el epitelioma de células basales, el carcinoma escamocelular y el melanoma.
Prevención:
No hay que olvidar que una
buena prevención y unos adecuados hábitos de vida constituyen las mejores armas
para conservar una piel bonita. Se proponen varios consejos encaminados a este
objetivo:
El sol: Los
rayos UV emitidos por el son (y específicamente los rayos UVA) destruyen el
colágeno y la elastina de nuestra piel. Los rayos UV también actúan como un
motor productor de la pigmentación de la piel (melanina) lo que en apariencia
resulta en las manchas de sol o manchas de la edad. Algunos dermatólogos
sugieren que un 90% de los problemas asociados al envejecimiento son el
resultado de demasiada exposición al sol. Sin tener en cuenta el porcentaje
preciso, si buscamos la prueba de los efectos del sol, simplemente comparemos
la piel de nuestro rostro con la piel de una parte del cuerpo que no haya
estado expuesta al sol con frecuencia (por ejemplo ¡el trasero!).
El cigarrillo: Fumar
causa severos efectos adversos sobre la piel ya que la nicotina de los cigarrillos
estrecha los vasos sanguíneos y evita que la sangre circule hasta los pequeños
vasos en la capa superior de la piel. Además fumar destruye el colágeno,
responsable junto con la elastina de mantener la piel elástica y fuerte. Otro
efecto adicional que puede tener el fumar es disminuir la velocidad de cicatrización
de las heridas. La piel de un fumador se caracteriza por tener más arrugas y
una tez amarillenta / levemente grisácea, resultado de la circulación pobre.
La contaminación y el medio
ambiente: Vivir en un medio ambiente contaminado significa
que nuestra piel esté cubierta por una capa de suciedad que bloquea nuestros
poros. El moverse continuamente desde atmósferas con calefacción central hasta
otras con aire acondicionado también puede causar problemas, con la piel
secándose y re-hidratándose alternativamente.
Stress y falta de
sueño: Todos sufrimos de ataques de stress ocasionales, y la piel puede ser
uno de los primeros órganos en mostrar signos externos de stress interno:
sequedad, sensibilidad, manchas y exceso de grasa son todos los síntomas.
También es importante gozar de las horas necesarias de sueño, ya que es cuando
dormimos que nuestros cuerpos y piel tienen tiempo de reponerse y rejuvenecer.
La deshidratación: No
solamente es fundamental el que bebamos como mínimo 2 litros de agua al día.
También se aconseja lavar la cara con un jabón suave, secarse con suavidad e
hidratarse inmediatamente.
La mala nutrición: Se
recomienda Comer sano, siguiendo un régimen equilibrado con muchas verduras y
frutas.
Fuente:
http://www.igerontologico.com/salud/dermatologia/envejecimiento-cutaneo/1460
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