Ya se ha mencionado el papel positivo
de las redes familiares, sociales y comunitarias en el bienestar general y la
salud de las personas mayores, como parte del envejecimiento activo
correspondiente a la alta participación social. También influyen en el envejecimiento
activo las relaciones entre las distintas generaciones que conviven en una
misma época, dentro y fuera del ámbito familiar, siendo lógico que los
encuentros entre generaciones deban comenzar en la familia.
El ‘sentirse necesario’ es uno de los
predictores de longevidad. En la mayor parte de estudios longitudinales las
personas mayores que se sienten necesitadas por los suyos suelen vivir más y
mejor. Tratar de mantener nuestras relaciones familiares y sociales con un
óptimo nivel de satisfacción en el que cada miembro de la familia sienta que
todos colaboran en un bienestar común es un objetivo importante para obtener un
envejecimiento satisfactorio.
Existe una falsa idea, a saber, que es
la gente mayor la que recibe el cuidado de la familia. Ello es parcialmente
cierto y ocurre, sobre todo, en las personas mayores con serios problemas de
salud. Sin embargo, son las personas mayores las que, en mayor proporción, las
que son cuidadoras de los otros miembros de la familia. En un estudio reciente
se pone de relieve que el 20% de las mujeres y el 13% de los hombres mayores
cuidan a otros adultos y que el 40%, tanto de hombres como de mujeres mayores
cuidan a niños (a sus nietos). En definitiva, a lo largo de la vida, existe un
claro intercambio de cuidados cuyo centro está en la familia y cuyo motor
radica en estrechas relaciones afectivas.
No solo eso sino que las personas
mayores realizan una extraordinaria labor de cuidado de la familia, haciendo
gestiones, pequeñas reparaciones domésticas, compras, arreglo de la casa,
recogida de los niños del colegio y otras muchas tareas en las que invierten un
promedio diario de seis horas.
En el mundo de hoy, la pareja humana,
para poder afrontar la vida cotidiana, requiere que ambos trabajen. Para ello,
no solo se requiere el trabajo de ambos miembros de la pareja sino que también
se requiere que “alguien” cuide de los hijos. Es cierto que existen guarderías, que la educación formal,
en la escuela, comienza en edades tempranas; pero, ello no es suficiente cuando
el bebé es muy pequeño o cuando el niño de cualquier edad requiere cuidados por
que padece cualquier enfermedad infantil común. Es entonces cuando los abuelos
ejercen un papel esencial de cuidadores familiares.
La familia, factor de calidad de vida.
En opinión de las personas mayores, las relaciones con la familia son una
fuente esencial de bienestar y es la tercera condición más importante para la calidad
de vida.
En España, aproximadamente un 20% de
las personas mayores viven solas, un 45% viven en pareja y un 32% viven con sus
hijos y/o nietos u otros familiares (generalmente, los hijos y/o nietos viven
en casa de sus padres, ¡no lo contrario!) y solo un 3% viven en Residencias.
Ello implica la oportunidad de tener estrechas relaciones familiares y, aunque
algunas veces estas puedan ser incómodas y requieran de una alta tolerancia y
respeto, también son una importante fuente de satisfacción.
Relaciones intergeneracionales y
envejecimiento activo
Envejecimiento activo y solidaridad
intergeneracional están juntos porque las relaciones intergeneracionales contribuyen
a que el envejecimiento activo sea una realidad. Por intergeneracionalidad entendemos
las relaciones de cualquier tipo entre distintas generaciones que convivan en
una misma época, pero no se trata de que estén juntas si no que se relacionen
entre sí. Estas relaciones entre generaciones se basan en saber escuchar y
saber transmitir. Se trata de conseguir una sociedad para todas las edades.
Envejecer supone siempre un declive
físico para las personas, pero también un crecimiento en cultura y en valores
humanos, en sensibilidad y comprensión. Estas cualidades son las que queremos transmitir
a las nuevas generaciones, al mismo tiempo que aprender de ellas todos aquellos
conocimientos y vivencias que no estuvieron a nuestro alcance en épocas
anteriores y que nos conducirán a integrarnos más fácilmente en esta nueva
sociedad. En definitiva, hablar de envejecimiento activo obliga a hablar de relaciones
entre generaciones, dentro y fuera del ámbito familiar.
Las relaciones intergeneracionales en
el entorno familiar
Necesariamente tiene que ser dentro de
la familia donde deben comenzar las relaciones intergeneracionales para que, a
través del diálogo de padres, abuelos e hijos, se pueda paliar el impacto profundo
que conlleva el cambio generacional. La familia debe ser el primer crisol de formación
para inculcar valores, transmitir buenos hábitos, hacer buenos ciudadanos y, en
definitiva, formar seres humanos. De estas relaciones las que más interés han
despertado son las de los abuelos con sus nietos con todas sus posibilidades:
relación con abuelos maternos o paternos, abuelos con hijos separados, abuelos
cuidadores, abuelos custodios, abuelos itinerantes, etc.
Fuente
http://www.thefamilywatch.org/Informe20132.pdf